Gracias a tod@s l@s que compartieron con nosotros! Gracias por el cariño y el aguante!
Esperamos que hayan disfrutado la boda!
MyC

martes, 7 de diciembre de 2010

Capa Aisladora

Eso, el domingo llegamos a la capa aisladora. Andrés me pasó a buscar temprano, despues de ser despertado por Mirna y yo mismo (ella no va mucho por ahí, pero sin ella esto no marcharía, estoy seguro). Con los materiales ya comprados (y el dinero de noviembre agotado), sólo tuvimos que ponernos a trabajar. En el camino se nos sumó Esteban y por un rato David. Cerca del mediodía, con la casa rodeada ya por tres hiladas (las de abajo son más complicadas, eh?) y la capa aisladora casi terminada, nos escapamos del sol.
Visitamos a los vecinos, que también van a ser parte de nuestras vidas de acá a poco, y ya quedamos de acuerdo para la semana que viene ver si podemos llegar al primer metro de altura.

Mis tareas pendientes:
- Conseguir matayuyo, que con la lluvia se nos vienen encima.(Actualización: Hecho)
- Comprar un martillo (lo anoto acá para no olvidarme, y para destacar que es una vergüenza que no tenga todavía).
- Emparejar el interior de la casa, para poder hacer el contrapiso (o sea, conseguir el pisón).
- Actualizar el blog más seguido, para que mis dos seguidores puedan saber en qué ando.

Hasta acá lo que ya vamos haciendo. Por ahora estamos actualizados, y espero hacerlo a tiempo en las próximas oportunidades.

Un adelanto: el sábado vamos a hacer el curso prematrimonial. El casamiento por iglesia va en marcha, tengo que ponerme las pilas con el civil, que no quiero estar ilegal tampoco... Pronto más novedades.

Columnas!

El 22 de noviembre se estrenaron los feriados de la era K (¿o pos K debería decir?) y con Andrés, que ya es el principal soporte de la construcción fuimos a gastar el material que había sobrado.

Acá debo reconocer que por un problema de horarios (llegué sobre la hora al corralón) no alcancé a comprar más, cosa que me mereció un buen reto de Mirna.

Bueno, ese lunes hicimos poco, pero importante. Plantamos las columnas para las esquinas de la casa, y algunas cositas más sin mayor trascendencia. Nos fuimos temprano, Andrés a su casa y yo a la florería.

Cuando el trabajo es compartido, más que una carga es un motivo de celebración.

Con los mineros ya sacados, felicitados, y olvidados (sino, ver acá) algunos no contamos con la ayuda de una excavadora canadiense, ni con las cámaras del mundo, ni con toda la cantidad de cosas que transformaron a unos mineros que pasaron un (muy) mal momento en un reality show, y con un mes y medio de atraso, voy a seguir con este pequeño aporte a... Bueno, con este pequeño aporte.

Decía que cuando el trabajo es compartido, es una fiesta, o algo así. En este mes y medio pude compartir el trabajo con bastante gente, que me está ayudando a tener una casa. En estos días voy a ir actualizando los pasos dados, y empiezo ahora con los cimientos.

Debe haber sido el día más caluroso de noviembre (que no parezca, fue bastante). El lunes 15, feriado en Santa Fe, buena parte de la familia Banfi se mudó temporalmente a Recreo (en estos días me dijeron que unos cuantos quieren mudarse definitivamente, y ya hay cuatro allá, con nosotros, cinco).
Cual proyecto de autoconstrucción "de libro", compartimos el día con bastante trabajo. En unas horas llenamos los cimientos y dejamos preparado el espacio para las columnas.
El agradecimiento por escrito a mi futura esposa que paleó escombros, a su hermana Mónica que cargó arena, a Esteban y Andrés que hicieron la mezcla, a Damián que nos dio la mezcladora y a Viviana que nos traía agua a granel y embotellada.
Agradezco también a mi futura suegra que nos hizo el aguante en la florería mientras estábamos en el terreno.

Yo que hice, dirán. Bueno, un poco de todo, traer material, trasladar arena y escombro, arreglar un enchufe, esas cosas. Nadie me puede reprochar nada, jejeje..

Con la presencia de mis futuros suegros y mi ahijado, Andrés nos agasajó con unos buenos pedazos de cordero a la parrilla, y de mi parte voy armando familia cada vez más.

La falta de costumbre (en ese momento) hizo estragos en todos nosotros. Mirna y Mónica, blancas como son, quedaron rojas por varios días. Yo me insolé y Andrés sintió varios músculos de los que se había olvidado. Todo esto testimoniado. Pero el saldo fue positivo. Una jornada tranquila, compartir en familia y la satisfacción de ir arrancando.