Al fin arrancamos!

El domingo fuimos al terreno. Nos pusimos en marcha.

Temprano a la mañana (para ser domingo) fuimos a la casa de Mónica (hermana de Mirna) y de ahí, pala en mano, me fui para el terreno (al lado), con la idea de marcar las futuras paredes y empezar a excavar las zanjas para los cimientos.
Los problemas no tardaron en llegar, para variar, aunque en parte fue culpa mía que hacía rato no iba al terreno.
Resulta que había muchos más yuyos de los que pensaba, así que de marcar ni hablemos, hubo que empezar a limpiar primero.
Probé con un machete que amablemente me prestó Damián, pero no funcionó, así que le entré con la pala, que nos consiguió la Abi (sobrina de Mirna y madre de su ahijada). Entre las idas y vueltas ya eran cerca de las 12.
Para la una había limpiado algo así como un metro de ancho, y era como imposible terminar a ese ritmo. Por sugerencia de Damián decidí transformar lo que venía limpiando en un cortafuego, para después quemar el resto del terreno.

A todo esto, Mirna me esperaba en la florería, así que fui ahí y comimos algo, estuvimos trabajando ahí, y a eso de las seis volvimos con ella y Fabri (nuestro ahijado común, de ella por bautismo y mío por confirmación), y entre los tres empezamos a quemar.

El fuego es purificador. Y fue una experiencia muy interesante poder quemar todo eso (un poco de bronca, por todo lo que se nos había complicado, y un poco de "quemar naves" y empezar de nuevo).
Un par de horas después, terminamos la quemazón, y ya siendo de noche nos volvimos a Santa Fe.

No pude empezar a excavar, pero fue bastante liberador eso de hacer tabla rasa y empezar desde cero una vez quemado el pasado. La semana que viene, Dios y buen tiempo mediante, sí se viene la excavación. Estamos más entusiasmados y poder empezar, aunque sea con poco, nos dio más optimismo para lo que se viene.

Finalmente, estoy leyendo a Nisnovich, y ya buscando alternativas de materiales. Quien sabe, tal vez en dos semanas ya podamos pensar en comprar ladrillos, jje.
Hasta entonces!